Por Daniela Concha, Directora ejecutiva de Fundación El Árbol
En Chile, de acuerdo a los registros del Sistema Nacional de Declaración de Residuos (SINADER) que completan los municipios, el 98,1% de los residuos sólidos domiciliarios son eliminados y solo el 1,9% es valorizado[1]. Esta cifra está muy por debajo de nuestros “pares” de la OCDE, quienes reciclan sobre el 30% de su basura.
El reciclaje en nuestro país es posible a través de la vía pública o privada. La gestión pública la hacen las municipalidades a través de los escasos recursos destinados al reciclaje, puesto que el grueso del presupuesto lo acaparan la recolección de la basura no segregada y disposición final en rellenos o vertederos. Sin embargo, para el año 2018, el “gustito” de reciclar se lo daban 189 de los 345 municipios del país, mientras que el 45% restante no contaba con el servicio de reciclaje municipal[2]. La gestión privada en cambio, ocurre principalmente a través de puntos limpios instalados en el retail y de los servicios que prestan diversas empresas de reciclaje a la población. Dentro de esta categoría también se incluye la recolección que por años han realizado los recicladores de base desde las calles de las ciudades de Chile, pero con la gran diferencia de que NADIE LES PAGA POR ESTE SERVICIO, siendo su fuente de ingreso únicamente la venta de los residuos, cuyos precios son inestables y bajos (el cartón, por ejemplo, se paga a $14/kg en Concepción).
Frente al gran desafío de aumentar las cifras del reciclaje en el país, y la irrupción en 2023 de los “sistemas de gestión”, a los que la ley REP exige financiar la recolección y reciclaje de envases y embalajes, es necesario detenerse y pensar en modelos donde la problemática pública sea resuelta también con una mirada pública que sea inclusiva, transparente, justa y que beneficie a toda la población.
Esta alternativa tiene que incluir a los recicladores de base. Son ellos quienes antes que pase el camión de la basura, “rescatan” los cartones u otros materiales. Un reciclador o recicladora de base puede recuperar entre 2 y hasta 10 toneladas de residuos al mes[3], y se estima que recolectan, clasifican y venden aproximadamente el 70% de los residuos municipales que llegan a las empresas de reciclaje[4]. Sus años de experiencia en el rubro, les permiten hacer la clasificación y limpieza de los residuos que asegura un suministro de buena calidad para la industria del reciclaje. En conclusión, su trabajo no remunerado ha subvencionado esta industria y aliviando el problema de la basura a los municipios.
A partir del reconocimiento de esta función, es que algunas municipalidades en el país han incorporado a los recicladores y recicladoras en sus sistemas de gestión de residuos, dentro de modelos de gestión mixta[5]. Estos modelos varían entre cada municipio, pero tienen en común apoyar la gestión y administración de puntos limpios y centros de acopio con recicladores, y al mismo tiempo fortalecer y formalizar el trabajo de los recicladores y sus organizaciones.
Una de las ventajas del trabajo en conjunto con recicladores de base es la disminución de costos; al externalizar los servicios a empresas privadas se suelen pagar costos abusivos que responden a lógicas de acumulación, en cambio, al trabajar con recicladores se les hace un pago justo y directo por su trabajo. Por ejemplo, en Bogotá, Colombia, se redujo en un 11% los gastos en manejos de residuos al cambiar los contratos con privados por la asociación con recicladores de base[6], y la cooperativa SWach en Pune, India, presta su servicio a un precio 1/15 menor que el valor en otras ciudades del país[7]. Un reciente estudio publicado por GAIA recopila estas y otras ventajas, que incluyen los ahorros en gastos de asistencia social, una mayor justicia económica y social para este porcentaje de la población que desempeña un servicio esencial, y que en promedio crea 321 puestos de trabajo por cada 10.000 toneladas anuales de materiales reciclables[8].
De cara a la implementación de los “sistemas de gestión” exigidos por la ley REP, que inyectará nuevos recursos para los sistemas de reciclaje en las ciudades, y ante los nuevos o renovados representantes comunales en los municipios, es importante que como ciudadanía, conozcamos y exijamos a la administración municipal los planes de manejo de residuos (ojalá orientados hacia basura cero [9]), y sobre todo los de inclusión de los recicladores de base, para así avanzar hacia modelos de gestión ambiental que son justos y beneficiosos para todos.
Si quieres conocer de primera fuente la experiencia de las municipalidades de Independencia, Recoleta y Maipú trabajando con recicladores de base en modelos de gestión mixta, los invitamos a unirse a este webinar organizado por CEMPRE Chile y Fundación El Árbol, este miércoles 19 de mayo a las 9:45 hrs.