Multitudinaria despedida en Laja al padre Félix Eicher
Laja en pleno despidió a su párroco emérito Félix Eicher en un masivo funeral. El Sacerdote falleció la madrugada del pasado sábado producto de complicaciones derivadas de enfermedades y de sus avanzados 88 años.
El sepelio tuvo su punto de partida en una misa al aire libre realizada en el estadio Ernesto Alvear, a la ceremonia se estima asistieron una cuatro mil personas y estuvo presidida por Monseñor Felipe Bacarezza, Obispo de Los Ángeles y asistido por numerosos sacerdotes provenientes de diferentes puntos de la diócesis y el país.
El prelado en sus palabras detalló el trabajo realizado por el Padre Félix con la comunidad católica lajina, en una fructífera labor de más de cincuenta años, tiempo en que creó y asistió a numerosos movimientos al interior de la iglesia.
Hicieron uso de la palabra también el Alcalde de la comuna José Pinto, quien mantuvo una larga y estrecha amistad con el extinto Sacerdote. El jefe comunal solo tuvo palabras de agradecimiento por la constante preocupación del Padre Félix por la comunidad, especialmente los más desposeídos o quienes sufrían; se sumó en los discursos Carlos Hugo Aravena, en representación de la familia y miembro de un grupo de laicos muy cercanos al Sacerdote y quienes se preocupaban de sus asuntos personales; pero sin lugar a dudas, lo más emotivo, fueron las palabras de Alicia Herrera, enfermera que recibió en su hogar al Padre a su regreso a la comuna y era parte del grupo multidisciplinario que lo cuidó por más de un mes.
Ella relató entre sollozos pasajes de los últimos días de vida del Padre, donde estuvo rodeado de amor y cariño. Contó por ejemplo;
Un día se acercó a la ventana para ver pasar la procesión del mes de María, les sonrió a los fieles y levantando su mano derecha con dificultad les bendijo.
Al término de la ceremonia religiosa el cortejó encabezado por el Obispo Bacarreza y miembros del clero, seguidos por la carroza fúnebre y una multitud, emprendió con lentitud el rumbo al campo santo local. Al paso por las más de veinte cuadras que separan el estadio del cementerio, la gente lo despidió con globos blancos y celestes, pañuelos y banderas al viento, muchos locales cerraron sus puertas en señal de respeto, mientras la sirena de bomberos ululaba al viento su tristeza.
En el trayecto a la necrópolis, más gente se sumó al largo cortejo, calculándose finalmente sobre siete mil las personas, quienes llegaron al cementerio, el que lucía en su puerta las banderas de Bélgica y Chile.
El ataúd fue cargado por varios sacerdotes hasta un patio central, donde se efectuó un breve responso para posteriormente depositar el ataúd en forma temporal en un mausoleo mientras se termina su tumba definitiva, la que sin lugar a dudas será lugar de peregrinajes.
Así Laja despidió a su pastor, el cura del pueblo que se las jugó por Laja y su gente. El Padre Félix es parte de la historia de esta comuna en los últimos cincuenta años, no en vano en vida se le designó hijo ilustre, patrimonio cultural viviente y se le puso su nombre a una de las principales avenidas.